Entre los siglos XIV y XVI Bergen fue uno de los más importantes puertos de la Liga Hanseática, la poderosa alianza comercial y de defensa organizada por ciudades y comerciantes alemanes en el mar Báltico y norte de Europa.
En 1360 el gremio alemán de mercaderes se estableció junto a la bahía de Bryggen y creó una estructura que se mantiene prácticamente intacta hasta el día de hoy, lo que le ha valido el reconocimiento como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Como recuerdo de aquella época, el muelle comercial de Bryggen se alza junto al mar, con sus coloridas construcciones en madera. Bryggen es sin duda una de las principales atracciones turísticas de Bergen. Y es posiblemente una de las imágenes más universales de la ciudad.
El pintoresco distrito histórico consta de 61 edificios protegidos en los que hoy encontramos comercios, talleres de artesanía, estudios de artistas, oficinas y restaurantes. También algunas bonitas tiendas de recuerdos que, ojo, no son baratas. El olor a madera, el colorido de las fachadas y los sombríos callejones laterales transportan al viajero a un mundo de otro tiempo.
Muy cerca del muelle se encuentra el Mercado del Pescado, otro lugar imprescindible para los visitantes de una ciudad tan marinera como Bergen.
Desgraciadamente, las preciosas estructuras de madera de Bryggen han sido pasto de las llamas en varias ocasiones, como las del Gran Incendio de 1702 que prácticamente redujo a cenizas la ciudad. Sin embargo, los trabajos de reconstrucción se han mantenido siempre fieles a las técnicas y espíritus de las construcciones originales, preservando esa atmósfera tan única.
Ah, y un último consejo: muchos de los baños públicos son de monedas. No olvidéis llevar algo de dinero suelto en el bolsillo para no ser sorprendidos por una urgencia.